Sin embargo, las autoridades españolas ven las restricciones como una oportunidad para ampliar la oferta hotelera de lujo del país, informa Reuters.

Un reciente estudio de la consultora inmobiliaria CBRE citado por la agencia de noticias revela que España ha superado al Reino Unido como principal mercado europeo para la inversión hotelera. Entre las diez principales ciudades europeas, Madrid ocupa el segundo lugar y Barcelona el sexto.

Además, los inversores están comprando hoteles antiguos en España para convertirlos en hoteles de lujo, con un aumento interanual de los establecimientos de cuatro y cinco estrellas del 4,5% y el 2,5%, respectivamente, hasta julio.

"Los segmentos de lujo y estilo de vida tienen un gran potencial de crecimiento en España", dijo Manuel Melenchon, director general de Hyatt Hotels para Europa, África y Oriente Medio, citado por Reuters.

Según él, la cadena hotelera norteamericana pretende tener "muchos más" de los 50 hoteles que tiene actualmente en España, en un momento en el que crece el número de turistas procedentes de Estados Unidos. Sólo este año, ya ha inaugurado un hotel de cinco estrellas en Barcelona y también abrirá dos propiedades más en Mallorca y Tenerife.

El consejero delegado de Meliá, Gabriel Escarrer, considera que "la apuesta por la calidad es un paso positivo y necesario para cambiar el modelo turístico" en el país, y añade que el mayor grupo hotelero español seguirá apostando por el segmento de lujo, que representa el 63% de su cartera y ha impulsado sus ingresos.

Madrid, en particular, se ha posicionado como destino de lujo en los últimos años, debido a los nuevos hoteles de cinco estrellas, y las cifras justifican este enfoque: en julio, los turistas gastaron una media de 317 euros al día en la capital española, por encima de la media nacional de 195 euros y superior a la media de 220 euros gastados en Cataluña por visitante.

Sin embargo, este enfoque podría ser arriesgado, dado que la mayoría de los turistas que visitan España buscan vacaciones asequibles, como demuestran los datos: la demanda de hoteles aumentó un 9,5% en los siete primeros meses del año, mientras que la de apartamentos turísticos creció un 27%.