El texto, basado en parte en el trabajo ya realizado por los socialistas al frente del Ministerio de Sanidad en 2018, es un "marco integral" que pretende reducir el consumo y "proteger a los más jóvenes" de los efectos nocivos de esta sustancia a través de un texto que impulsa medidas como la prevención en los centros educativos y que recopila otras que ya se están aplicando en comunidades y ayuntamientos.
La consejera Mónica García ha explicado que la ley se guía "por dos máximas": que "no hay cantidad de consumo de alcohol que no sea de riesgo, y mucho menos para los menores" y que el consumo precoz "está demostrado que es perjudicial para su desarrollo." "Lo que es evidencia científica, lo convertimos en ley", dijo la consejera de Sanidad en la rueda de prensa posterior a la reunión.















