Dejar de fumar no suele ser un camino sencillo: a menudo está marcado por altibajos inesperados y algún que otro desliz. Un día estás celebrando tus progresos, contando con orgullo los días sin fumar; al siguiente, puede que te encuentres encendiendo un cigarrillo que creías haber dejado atrás para siempre.

Las recaídas pueden provocar sentimientos de culpa y frustración, pero lo que realmente importa es cómo respondes a esos momentos, no que hayan ocurrido en primer lugar.

Hablamos con Louise Ross, asesora clínica del Centro Nacional para la Deshabituación Tabáquica y la Formación (NCSCT), sobre los desencadenantes más comunes de las recaídas. También nos dio algunos consejos útiles para volver a empezar después de una recaída.

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¿Cuáles son los desencadenantes habituales de las recaídas?

"Experimentar para ver si eres lo suficientemente fuerte como para no volver a fumar es sin duda una de las principales razones para recaer", destaca Ross. "La gente suele decir 'se me ocurrió probar uno para ver cómo era después de todo este tiempo sin fumar' y luego a menudo descubren que sólo ese uno es suficiente para volver a entrar en todo el ciclo de fumar de nuevo."

Estar rodeado de otras personas fumando también puede provocar una recaída.

"Por ejemplo, en una boda, una fiesta o un funeral, puede parecer que todo el mundo fuma, así que uno se da la excusa de que fumar va unido a pasar un buen rato", dice Ross.

El aburrimiento, el estrés y el síndrome de abstinencia también desempeñan un papel importante.

"Algunos de los síntomas de abstinencia al dejar de fumar pueden ser bastante desagradables, por lo que la gente tiende a coger un cigarrillo para que desaparezca esa horrible sensación", explica Ross.

He aquí algunos consejos sobre qué hacer tras una recaída...

No te rindas

"No te rindas. Si recaes y te fumas un cigarrillo, puedes darle la vuelta rápidamente", dice Ross. "Dite a ti mismo que nunca volverás a tener un cigarrillo en la mano, eso puede ser muy poderoso".

Piensa en lo que puedes aprender

"No te castigues por ello, no puedes volver atrás", dice Ross. "Piensa en lo que puedes aprender de ello. Tienes que aprender a decir que no a la gente que te ofrece un cigarrillo. Intenta practicar diciendo algo como 'no, gracias, no fumo' o 'no, gracias, de verdad que no quiero uno'".

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Encuentra algunas técnicas de distracción eficaces

"Si de repente te entran ganas de fumar, piensa qué puedes hacer en su lugar", aconseja Ross. "Puedes ir a jugar con el teléfono, llamar a un amigo, hacer una lista de tareas pendientes, ordenar un cajón de la habitación, etc. Ten una lista preparada para poder optar por otra actividad que no implique encender un cigarrillo".

Tener un sistema de apoyo

"Tener algún tipo de apoyo es muy bueno porque necesitas ánimos", dice Ross. "Cuando dejas de fumar por primera vez, te sientes muy bien, quizá durante los primeros días, y luego te aburres un poco.

"Puede ser muy útil tener a alguien con quien hablar de ello, sobre todo si ha pasado por lo mismo".

Considere la posibilidad de utilizar productos

"Si tienes la sensación de que corres el riesgo de recaer, merece la pena que pienses en usar algo que te impida volver a fumar, ya sea un vaporizador, medicamentos con receta o terapias de sustitución de nicotina (TSN), como chicles de nicotina o parches", sugiere Ross.