La transición del verano al otoño puede resultar a veces complicada, ya que el drástico cambio de tiempo y la reducción de la luz solar pueden causar estragos en nuestro horario de sueño.

Hemos hablado con algunos expertos en sueño que nos han explicado cómo y por qué este periodo de transición puede afectar a la calidad de nuestro sueño. También nos han dado algunos consejos para superarlo.

¿Qué le ocurre a nuestro cuerpo durante este periodo?

"Dos de los factores más importantes para dormir bien son la producción de melatonina y serotonina y, en segundo lugar, la temperatura", afirma Charlie Morley, experto en sueño y autor de Dreams of Awakening (Sueños del despertar) y otros libros sobre el sueño y los sueños. Ambos aspectos cambian con la transición del verano al otoño.

"Como empieza a oscurecer antes, nuestra producción de melatonina se activa antes, por lo que podemos empezar a sentirnos más cansados antes", explica Morley. "Igualmente, el sol no sale hasta más tarde por la mañana, por lo que nuestra producción de serotonina no se activa hasta un poco más tarde de lo habitual".

Así que, en lugar de despertarnos de forma natural con el sol, necesitamos el temido timbre del despertador para sobresaltarnos.

Además, la inevitable bajada de las temperaturas al comienzo del otoño también puede afectar a nuestro sueño.

"En cuanto a la temperatura, tener un dormitorio más fresco nos ofrece mejores condiciones y, en general, tendemos a dormir mejor y más en invierno", dice Morley. "Sin embargo, en la transición del verano al otoño es cuando se puede tener un poco de 'jet-lag del sueño' porque la producción de serotonina cambia durante la transición de estación, y esto puede afectar al sueño".

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¿Cómo podemos preparar nuestro cuerpo para este cambio?

Acuéstese antes

"Para contrarrestar los cambios bruscos en el sueño, podemos empezar a acostarnos un poco antes a medida que salimos del verano y entramos en el otoño", recomienda Morley. "De hecho, la gente tiende a dormir entre 30 y 90 minutos más en invierno, así que es perfectamente normal".

Evita dormir la siesta durante el día

"Muchas personas que sufren Trastorno Afectivo Estacional (TAE), un tipo de depresión que aparece y desaparece según un patrón estacional, pueden sentir que necesitan echarse una siesta durante el día", dice la doctora Lindsay Browning, psicóloga y experta en sueño de And So To Bed. "Sin embargo, este sueño extra puede atraparte en un círculo vicioso de necesidad de dormir más durante el día para compensar la falta de descanso de calidad de la noche anterior".

"Dormir la siesta puede desincronizar la producción de melatonina, ya que recibimos menos luz solar natural e interrumpe los procesos naturales del cuerpo que mantienen estables nuestros horarios de sueño", explica la psicóloga.

Sal al aire libre todo lo que puedas

"Nada más levantarse, exponerse a la luz del día y, a lo largo del día, intentar maximizar la exposición a la luz solar natural, por ejemplo durante la hora de comer o, si no es posible, comprar una lámpara especial para el TAE", aconseja Morley. "Esta luz solar natural te ayudará a regular tus ciclos de sueño".

Intenta hacer ejercicio con regularidad

Puede ser difícil encontrar la motivación para ir al gimnasio en los meses más fríos, pero si puedes dar un paseo enérgico por la mañana, hará maravillas por tu salud mental y tu sueño.

"El ejercicio influye directamente en la necesidad de dormir profundamente por la noche", explica Browning. "Aumentar los niveles de ejercicio puede aumentar la cantidad de sueño profundo que tienes, y es este sueño el que te ayuda a sentirte más fresco cuando te despiertas por la mañana".

Evita la cafeína antes de acostarte

"No es ningún secreto que la cafeína puede causar estragos en nuestros ciclos de sueño y dificultar la relajación, por lo que recomiendo evitar las bebidas con cafeína entre tres y cuatro horas antes de acostarse, incluido el té", afirma la Dra. Hana Patel, médico de cabecera del NHS y experta en sueño de Time4Sleep. "Además de mantenernos despiertos, la cafeína puede aumentar significativamente la sensación de ansiedad, haciendo que te sientas al límite".

Mantén tu dormitorio fresco

"Cuando empezamos a prepararnos para las noches más frías y oscuras, encender la calefacción justo antes de acostarse puede resultar tentador, pero puede ser perjudicial para el sueño", advierte Browning.

"El exceso de calor y la disminución de la humedad en el aire pueden contribuir a un sueño de mala calidad y, como sabemos por las investigaciones, la temperatura ideal del dormitorio es de 16-19 grados centígrados para dormir cómodamente", añade.