Está considerada una de las formaciones costeras con características geomorfológicas y ecológicas más singulares de la Península, ya que se trata de un acantilado arenoso formado por la sedimentación de arenas de origen eólico y aluvial, materia orgánica y otros materiales. Las diferentes capas se fueron depositando a lo largo del tiempo, de forma que posteriormente las fuerzas de la tierra las elevaron más de 100 metros. Se calcula que los materiales más antiguos tienen entre catorce y quince mil años, según La Razón.